15 de junio 2020. En sueños, estaba en una comuna de edificios de dos pisos. Allí estábamos porque estaba el auge pandémico y las personas anhelaban el término del mismo, para que pasara la zozobra y llegara, nuevamente, la libertad. Dentro de sus casas les veía inventar todo tipo de entretención para pasar el tiempo, pero ninguno tomaba el tiempo real para razonar lo que estaba pasando frente a ellos. Ellos escuchaban hombres de renombre diciendo a los diferentes canales que esto debía parar y que debía dejarse que la economía continuase. Y estos, que escuchaban y veían esto, secundaban —sin darse cuenta ninguno que esta pandemia desencadenaba la hora de las tinieblas—, porque su hora era cumplida. Se me dijo: “ciegos, guiando ciegos”. {Daisy Escalante: 15-06-2020, es.p1}
Entonces, la escena cambió, y estaba en un estacionamiento muy grande, allí veía cómo ya, la mayoría, no usaba mascarillas. Era todo un espectáculo, luego del prolongado uso de la misma. Vi muchos creyentes del mensaje adventista llorar por la pérdida de algún familiar o conocido, pero ellos ignoraban que llegaba otra pérdida, y ésta era, ahora, la de sus hijos, porque el sistema los había atrapado. Vi a un hombre que lloraba porque su hijo único había sido atrapado por el sistema. {Daisy Escalante: 15-06-2020, es.p2}
Mientras veía esto, un joven que trabajaba en un gran establecimiento se acercó y me dijo: “muchos no se dan cuenta, pero lo peor aún no ha llegado”. Le dije: “¿a qué te refieres?” Me contestó: “estas grandes localidades encierran gran peligro adornado de muchas cosas. Todos son vigilados en ellos, esperando la señal y, ahí, todos serán atrapados”. Cayó por unos instantes, quitándose el sudor de su frente, y prosiguió diciendo: “yo ahí no vuelvo, me voy, y les aconsejo hacer lo mismo”. Le vi marchar. {Daisy Escalante: 15-06-2020, es.p3}
Quedé pensando en lo que el joven había dicho. Me acerqué al establecimiento, veía todo normal. Pronto, escuché como un ruido, como cuando una plancha de hierro cae en el suelo, ¡fue ensordecedor aquel ruido! Y todo, dentro de aquel establecimiento, se puso oscuro, y sólo se escuchaban personas desesperadas, llorando y en angustia; pero no veía nada. Luego de un rato, una luz tenue surgió, y veía cómo todos fueron atrapados con esposas en sus manos y les inyectaban algo en sus brazos. Alguien pasó por mi lado y gritando decía: “esto es una religión, el venir aquí, por eso esto ha pasado, al igual que en todas las iglesias está pasando. ¡Huyan, salgan de ellas!” Yo miré [a] la persona que pasó por mi lado y dijo esto, y sus ojos y los míos se encontraron, y mirándome me dijo: “¡alza tu voz y no calles! ¡Da alerta!” {Daisy Escalante: 15-06-2020, es.p4}
Ahí desapareció, ante mí, esta persona. Fui, entonces, llevada a varias costas de islas y continentes, y, allí, muchos se gozaban por tener nuevamente ese beneficio, más no se veían felices en su totalidad. Algo les inquietaba. Pronto, su inquietud se transformó en algo tangible: helicópteros llegaron a las costas y todos eran despojados de sus bienes hasta ser inyectados. “Muchos”, se me dijo, “no aprovecharon el tiempo de separación social para preparación. No echaron a ver que era sólo un plan preparativo para un control mayor. Y, ahora, éste está listo, siendo implementado, sin éstos darse cuenta”. Se me dijo: “diles: salid de ella pueblo mío, porque ningún conocedor podrá pasar la prueba final airoso en medio de tan grande tempestad”. {Daisy Escalante: 15-06-2020, es.p5}
Amados, ahí desperté, rogando, implorando, pidiendo al Señor que cada uno de aquellos que todavía están en las ciudades, que, ¡por favor! no lo piense, que no mire atrás, que salga. Aún es tiempo ahora, porque pronto va a ser demasiado tarde. Es mi ruego y oración que así sea. {Daisy Escalante: 15-06-2020, es.p6}
Amados hermanos, si sabemos que estamos en un lugar donde un tsunami va a venir, no lo vamos a pensar mucho, sino que vamos a salir. Amados hermanos, más que un tsunami está por llegar. Quiera Dios que podamos entender y que podamos reaccionar antes de que sea demasiado tarde, es mi ruego y oración que nadie sufra, más cada quien tiene que tomar su decisión. Quiera Dios que tomemos la decisión de salir, de no tomar las palabras de Dios como sugerencia, sino como lo que son: mandatos. Porque Él tiene pensamientos, para nosotros, mejores que los que nosotros tenemos para nosotros mismos. Sus pensamientos hacia nosotros son pensamientos de paz, de seguridad, de la real paz y la real seguridad. Quiera Dios que podamos entender. Que el Señor nos bendiga. {Daisy Escalante: 15-06-2020, es.p7}