"8Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que les multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal." {Oseas 2:8}
"4He aquí se enorgullece aquel cuya alma no es recta en él; mas el justo por su fe vivirá." {Habacuc 2:4}
"1Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: 2Para entender sabiduría y doctrina; para conocer las razones prudentes; 3para recibir el consejo de sabiduría, justicia, juicio y equidad; 4para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura. 5Oirá el sabio, y aumentará el saber; y el entendido adquirirá consejo; 6para entender parábola y declaración; palabras de los sabios, y sus enigmas. 7El principio de la sabiduría [es] el temor de Jehová. Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. 8Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la ley de tu madre; 9porque adorno de gracia [serán] a tu cabeza, y collares a tu cuello. 10Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas. 11Si dijeren: Ven con nosotros, pongamos asechanzas para [derramar] sangre, acechemos sin motivo al inocente; 12los tragaremos vivos como el sepulcro, y enteros, como los que caen al abismo. 13Hallaremos riquezas de toda clase, llenaremos nuestras casas de despojos; 14echa tu suerte entre nosotros; tengamos todos una sola bolsa. 15Hijo mío, no andes en camino con ellos; aparta tu pie de sus veredas; 16porque sus pies correrán hacia el mal, e irán presurosos a derramar sangre. 17Porque en vano se tenderá la red ante los ojos de toda ave; 18mas ellos a su propia sangre ponen asechanzas, y a sus propias vidas tienden lazo. 19Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores. 20La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas; 21clama en los principales lugares de concurso; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones: 22¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán el conocimiento? 23Volveos a mi reprensión: He aquí yo os derramaré mi espíritu, y os haré saber mis palabras. 24Porque llamé, y no quisisteis [oír]: Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese; 25antes desechasteis todo consejo mío, y mi reprensión no quisisteis: 26También yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; 27cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. 28Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán; 29por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, 30ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía: 31Por tanto comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos. 32Porque el descarrío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder. 33Mas el que me oyere, habitará confiadamente, y vivirá reposado, sin temor del mal." {Proverbios 1}
"8Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad vuestras manos; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones." {Santiago 4:8}
"10Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones," {Filemón 1:10}
"1¡Ay de mí! porque he venido a ser como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, que no queda racimo para comer; mi alma desea los primeros frutos. 2Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno [hay] recto entre los hombres: todos acechan por sangre; cada cual arma red a su hermano. 3Para completar la maldad con ambas manos, el príncipe demanda, y el juez [juzga] por recompensa; el grande, habla el antojo de su alma, y lo confirman. 4El mejor de ellos [es] como el abrojo, y el más recto, como el zarzal; el día de tus atalayas y de tu visitación viene; ahora será su confusión. 5No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe: de la que duerme a tu lado, guarda, no abras tu boca. 6Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre [son] los de su propia casa. 7Pero yo miraré a Jehová, esperaré en el Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá. 8No te alegres de mí, oh enemiga mía, porque aunque caiga, me volveré a levantar; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz. 9La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra Él, hasta que juzgue mi causa y haga mi juicio; Él me sacará a luz; veré su justicia. 10Entonces mi enemiga [lo] verá, y la cubrirá vergüenza; la que me decía: ¿Dónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como el lodo de las calles. 11El día en que se edificarán tus muros, aquel día será alejado el mandato. 12[En] ese día vendrán hasta ti desde Asiria y las ciudades fortificadas, y [desde] las ciudades fortificadas hasta el Río, y de mar a mar, y [de] monte a monte. 13Y la tierra con sus moradores será asolada por el fruto de sus obras. 14Apacienta a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo [en] el bosque, en medio del Carmelo; Que pasten [en] Basán y Galaad, como en el tiempo pasado. 15Yo les mostraré maravillas como el día que saliste de la tierra de Egipto. 16Las naciones verán, y quedarán confundidas de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos. 17Lamerán el polvo como la serpiente; saldrán de su agujeros como los gusanos de la tierra, temblarán en sus encierros; tendrán pavor de Jehová nuestro Dios, y temerán a causa de ti. 18¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvidas el pecado del resto de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque es amador de misericordia. 19Él volverá, Él tendrá misericordia de nosotros; Él sujetará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. 20Otorgarás a Jacob la verdad, [y] a Abraham la misericordia, que tú juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos." {Miqueas 7}
"1Y aconteció en aquellos días que salió un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2Este empadronamiento primero fue hecho siendo Cirenio gobernador de Siria. 3E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4Y José también subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5para ser empadronado con María su esposa, desposada con él, la cual estaba a punto de dar a luz. 6Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7Y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. 8Y había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9Y he aquí, el ángel del Señor vino sobre ellos, y la gloria del Señor los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. 12Y esto os será por señal; hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13Y repentinamente fue con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres. 15Y aconteció que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha manifestado. 16Y vinieron aprisa, y hallaron a María, y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17Y al verlo, hicieron notorio lo que les había sido dicho acerca del niño. 18Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. 19Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 20Y se volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. 21Y cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre JESÚS; como fue llamado por el ángel antes que Él fuese concebido en el vientre. 22Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ella, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor 23(Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz, será llamado santo al Señor), 24y para ofrecer sacrificio, conforme a lo que está dicho en la ley del Señor; un par de tórtolas, o dos palominos. 25Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. 26Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor. 27Y vino por el Espíritu al templo. Y cuando los padres metieron al niño Jesús en el templo, para hacer por Él conforme a la costumbre de la ley, 28él entonces le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: 29Señor, ahora despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; 30Porque han visto mis ojos tu salvación, 31La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32luz para revelación a los gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel. 33Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de Él. 34Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, Éste es puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel; y por señal a la que será contradicho 35(Y una espada traspasará también tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. 36Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual era grande de edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad; 37y era viuda como de ochenta y cuatro años, que no se apartaba del templo, sirviendo [a Dios] de noche y de día con ayunos y oraciones. 38Y ésta, viniendo en la misma hora, también daba gracias al Señor, y hablaba de Él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. 39Y cuando cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre Él. 41E iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua. 42Y cuando tuvo doce años, subieron ellos a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. 43Y cuando cumplieron los días, regresando ellos, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo José y su madre. 44Y pensando que estaba en la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y entre los conocidos; 45y como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. 46Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles. 47Y todos los que le oían, se admiraban de su inteligencia, y de sus respuestas. 48Y cuando le vieron, se asombraron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. 49Entonces Él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? 50Mas ellos no entendieron las palabras que les habló. 51Y descendió con ellos, y vino a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. 52Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres." {Lucas 2}
"1¡Ay de la ciudad ensuciada y contaminada y opresora! 2No escuchó la voz, ni recibió la disciplina; no confió en Jehová, no se acercó a su Dios. 3Sus príncipes en medio de ella [son] leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana. 4Sus profetas [son] livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley. 5Jehová justo en medio de ella, no hará iniquidad; cada mañana Él saca a luz su juicio, nunca falta; mas el perverso no tiene vergüenza. 6Hice talar gentes; sus castillos están asolados; hice desiertas sus calles, hasta no quedar quien pase: sus ciudades están asoladas hasta no quedar hombre, hasta no quedar morador. 7Dije: Ciertamente me temerás, recibirás corrección; y así su habitación no será destruida sobre todo aquello por lo cual la castigué. Pero ellos se levantaron de mañana y corrompieron todas sus obras. 8Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante al despojo: porque mi determinación [es] reunir a las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el furor de mi ira; porque del fuego de mi celo será consumida toda la tierra. 9Entonces daré a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que de un consentimiento le sirvan. 10De más allá de los ríos de Etiopía, mis suplicantes, [aun] la hija de mis esparcidos, me traerán ofrenda. 11En aquel día no serás avergonzada por ninguna de tus obras con que te rebelaste contra mí; porque entonces quitaré de en medio de ti los que se alegran en tu soberbia, y nunca más te ensoberbecerás en mi monte santo. 12Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, los cuales esperarán en el nombre de Jehová. 13El remanente de Israel no hará iniquidad, ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa: porque ellos serán apacentados y dormirán, y no habrá quien [los] espante. 14Canta, oh hija de Sión; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. 15Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos: Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. 16En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas: Sión, no se debiliten tus manos. 17Jehová tu Dios está en medio de ti, poderoso, Él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. 18Reuniré a [los] fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron; [para quienes] el oprobio de ella era una carga. 19He aquí, en aquel tiempo yo desharé a todos tus opresores; y salvaré la coja, y recogeré la descarriada; y los pondré por alabanza y por renombre en todo país de confusión. 20En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo yo os reuniré; pues os daré por renombre y por alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando haga volver vuestra cautividad delante de vuestros ojos, dice Jehová." {Sofonías 3}
"9Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad," {Colosenses 2:9}
"1He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido [en quien] mi alma tiene contentamiento. He puesto sobre Él mi Espíritu, Él traerá juicio a las naciones. 2No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las plazas. 3No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; sacará el juicio a verdad. 4No se cansará, ni desmayará, hasta que haya establecido juicio en la tierra; y las islas esperarán su ley. 5Así dice Jehová Dios, el Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus frutos; el que da respiración al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan. 6Yo Jehová te he llamado en justicia, y sostendré tu mano; te guardaré y te pondré por pacto del pueblo, por luz de los gentiles; 7para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. 8Yo Jehová; éste [es] mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. 9Las cosas primeras he aquí vinieron, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias. 10Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar y cuanto hay en él, las islas y los moradores de ellas. 11Alcen [la voz] el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de la roca, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. 12Den gloria a Jehová, y proclamen en las islas su alabanza. 13Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos. 14Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; [ahora] daré voces como la mujer que está de parto; asolaré y devoraré juntamente. 15Tornaré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques. 16Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré pisar por las sendas que no habían conocido; delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. 17Serán vueltos atrás, y en extremo confundidos, los que confían en los ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros [sois] nuestros dioses. 18Sordos, oíd; y vosotros ciegos, mirad para ver. 19¿Quién [es] ciego, sino mi siervo? ¿Quién [es] sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién [es] ciego como el perfecto, y ciego como el siervo de Jehová, 20que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye? 21Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. 22Mas éste [es] pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para presa, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid. 23¿Quién de vosotros oirá esto? [¿Quién] atenderá y escuchará respecto al porvenir? 24¿Quién dio a Jacob por despojo, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos? Pero no quisieron andar en sus caminos, ni obedecieron su ley. 25Por tanto, derramó sobre él el furor de su ira, y la fuerza de guerra; le prendió fuego todo en derredor, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso." {Isaías 42}
"1Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2Y después que hubo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3Y vino a Él el tentador, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4Pero Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, y lo puso sobre el pináculo del templo, 6y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en [sus] manos te sostendrán para que no tropieces con tu pie en piedra. 7Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8Otra vez el diablo lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo, y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás. 11Entonces el diablo le dejó, y he aquí, ángeles vinieron y le servían. 12Y cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, se fue a Galilea; 13y dejando Nazaret, vino y habitó en Capernaúm, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y Neftalí; 14para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, que dijo: 15Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz: Y a los asentados en región y sombra de muerte, luz les resplandeció. 17Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 18Y andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19Y les dijo: Venid en pos de mí, y yo os haré pescadores de hombres. 20Ellos entonces, dejando luego las redes, le siguieron. 21Y pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo [hijo] de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22Y ellos, dejando luego la barca y a su padre, le siguieron. 23Y recorría Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24Y corrió su fama por toda Siria. Y le traían a todos los enfermos que eran tomados de diversas enfermedades y tormentos; los endemoniados, los lunáticos y los paralíticos; y los sanaba. 25Y le seguían grandes multitudes de Galilea, [de] Decápolis, [de] Jerusalén, [de] Judea y [del] otro lado del Jordán." {Mateo 4}
"1Pero tú habla lo que armoniza con la sana doctrina. 2Que los ancianos sean sobrios, honestos, templados, sanos en la fe, en la caridad, en la paciencia. 3Las ancianas asimismo, [sean] de un porte santo, no calumniadoras, no dadas a mucho vino, maestras de honestidad; 4que enseñen a las mujeres jóvenes a ser prudentes, a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos; 5[a ser] discretas, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos; para que la palabra de Dios no sea blasfemada. 6Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; 7presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en doctrina, [mostrando] integridad, honestidad, sinceridad, 8palabra sana, e irreprochable; para que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros. 9[Exhorta] a los siervos a ser obedientes a sus amos, [y] a que [les] agraden en todo; que no [sean] respondones; 10no defraudando, sino mostrando toda buena lealtad; para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador. 11Porque la gracia de Dios que trae salvación se ha manifestado a todos los hombres, 12enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a las concupiscencias mundanas, vivamos en este presente mundo, sobria, justa y piadosamente. 13Aguardando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y purificar para sí un pueblo peculiar, celoso de buenas obras. 15Estas cosas habla y exhorta, y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie." {Tito 2}
"1Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado, y el mar no existía ya más. 2Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su marido. 3Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos, [y será] su Dios. 4Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. 5Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6Y me dijo: Hecho es. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de vida gratuitamente. 7El que venciere, heredará todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8Pero los temerosos e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras, y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. 9Y vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. 10Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios, 11teniendo la gloria de Dios; y su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. 12Y tenía un muro grande y alto, [y] tenía doce puertas; y a las puertas, doce ángeles, y nombres escritos en ellas, que son [los nombres] de las doce tribus de los hijos de Israel. 13Al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al poniente tres puertas. 14Y el muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y en ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero. 15Y el que hablaba conmigo, tenía una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro. 16Y la ciudad está situada y puesta en cuadro, y su longitud es tanta como su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios: La longitud y la altura y la anchura de ella son iguales. 17Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos de medida de hombre, la cual es de ángel. 18Y el material de su muro era [de] jaspe; y la ciudad [era] de oro puro, semejante al vidrio limpio; 19y los fundamentos del muro de la ciudad estaban adornados de toda piedra preciosa. El primer fundamento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto, esmeralda; 20el quinto, ónice; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista. 21Y las doce puertas [eran] doce perlas; cada una de las puertas era de una perla. Y la plaza de la ciudad [era] de oro puro, como vidrio transparente. 22Y no vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son el templo de ella. 23Y la ciudad no tenía necesidad de sol ni de luna para que resplandezcan en ella; porque la gloria de Dios la iluminaba, y el Cordero [es] su luz. 24Y las naciones de los que hubieren sido salvos andarán en la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. 25Y sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. 26Y traerán la gloria y la honra de las naciones a ella. 27Y no entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación o mentira; sino sólo aquellos que están escritos en el libro de la vida del Cordero." {Apocalipsis 21}