Q&A: 11-07-2021 (8796)

julio 11, 2021. 6:46 am | Publicado en Q&A
Pregunta Hermano J.:
Al estudiar los testimonios de la hermana Daisy Escalante, sobre los 10 mandamientos, tenemos algunas dudas: En el tercer mandamiento, dice así: "Nosotros nos espantamos cuando vemos como ustedes mencionan El Nombre de Nuestro Creador, de Su Redentor, de Su Salvador y ustedes lo mencionan como si no fuera nada. No se inclinan. Es una falta de reverencia. Es una irreverencia. Estamos violando el mandamiento cuando decimos El Nombre de Nuestro Dios apresuradamente, en refranes (repetidamente,) descomedidamente (sin propósito,) sin darle la reverencia que Él merece." La pregunta es, ¿Cuándo estudiamos la biblia en voz alta y cuando leemos El Nombre de Nuestro Creador, Redentor y Salvador, estamos infringiendo el tercer mandamiento, por falta de reverencia? ¿Cuándo alabamos a nuestro Dios, con los himnos, encontramos en varios himnos, diferentes nombres de Nuestro Creador, Redentor y Salvador, estamos infringiendo el tercer mandamiento, por falta de reverencia?
Respuesta:

“He sido instruida a decir que cuando estudiamos la palabra De Dios debemos estar en reverencia ante El Eterno, y así no será deshonroso delante del Eterno mencionar Su nombre e infringir este mandamiento. El Eterno conoce que Su palabra que esta aun entre nosotros escrita tiene Sus nombre y no exime a ninguno que con reverencia los lee, esta misma regla es para los himnos del himnario antiguo se me dejó saber, porque un corazón contrito y humillado Él no desprecia.

Ahora decir Sus nombre a la carrera, sin reverencia, en dichos y conversaciones frívolas y aun mas con un corazón no humillado ante Él, es violar el mandamiento establecido por Él. Cada vez que tomamos la palabra de Dios en nuestras manos debemos entender que no es un libro cualquiera, son las palabras del Eterno en pro de la salvación del ser humano y eso merece todo nuestro respeto, honra y gloria. Si los ángeles se inclinan ante Su presencia y son santos cuanto más nosotros cuando vamos a Él en oración, suplica y ruego. En esto se debe instruir a nuestros niños, jóvenes y adultos.