1 Samuel 15

1 Samuel 15

1 Y Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; oye, pues, la voz de las palabras de Jehová.
2 Así dice Jehová de los ejércitos: Me acuerdo de lo que hizo Amalec a Israel; que se le opuso en el camino, cuando subía de Egipto.
3 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruiréis en él todo lo que tuviere: y no te apiades de él; mata hombres y mujeres, niños, y aun los de pecho, bueyes y ovejas, camellos y asnos.
4 Y Saúl convocó al pueblo, y los reconoció en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá.
5 Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle.
6 Y dijo Saúl al cineo: Idos, apartaos, y salid de entre los de Amalec, para que no te destruya juntamente con él: pues que tú hiciste misericordia con todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron, pues, los cineos de entre los amalecitas.
7 Y Saúl hirió a Amalec, desde Havila [hasta] llegar a Shur, que [está] a la frontera de Egipto.
8 Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, mas a todo el pueblo mató a filo de espada.
9 Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, y al ganado mayor, a los gruesos y a los carneros, y a todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; pero todo lo [que era] vil y flaco destruyeron.
10 Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo:
11 Me pesa el haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.
12 Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido al Carmelo, y he aquí se ha levantado un monumento, y dando la vuelta, pasó y descendió a Gilgal.
13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito [seas] tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.
14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ganados y bramido de bueyes es éste que yo oigo con mis oídos?
15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó a lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios; pero lo demás lo destruimos.
16 Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di.
17 Y dijo Samuel: Cuando [eras] pequeño a tus propios ojos ¿no [fuiste] hecho cabeza de las tribus de Israel y Jehová te ungió por rey sobre Israel?
18 Y Jehová te envió en una jornada, y dijo: Ve, y destruye los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.
19 ¿Por qué, pues, no has obedecido la voz de Jehová, sino que vuelto al despojo, has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?
20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la jornada que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas;
21 pero el pueblo tomó del despojo ovejas y vacas, las primicias del anatema, para sacrificarlas a Jehová tu Dios en Gilgal.
22 Y Samuel dijo: ¿Tiene Jehová [tanto] contentamiento con los holocaustos y víctimas, como en obedecer a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios; y el prestar atención, que la grosura de los carneros.
23 Porque la rebeldía [es como] el pecado de adivinación, y [como] iniquidad e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, Él también te ha desechado para que no seas rey.
24 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; porque he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos.
25 Te ruego, pues, ahora, perdona mi pecado, y vuelve conmigo para que adore a Jehová.
26 Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.
27 Y volviéndose Samuel para irse, él asió el borde de su manto, y [éste] se rasgó.
28 Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo [que es] mejor que tú.
29 Y también el Poderoso de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque Él no [es] hombre para que se arrepienta.
30 Y él dijo: Yo he pecado; mas te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo, y delante de Israel, y que vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.
31 Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.
32 Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él delicadamente. Y dijo Agag: Ciertamente se pasó la amargura de la muerte.
33 Y Samuel dijo: Como tu espada dejó las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.
34 Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.
35 Y nunca después vio Samuel a Saúl, hasta el día de su muerte; sin embargo Samuel lloraba por Saúl. Y Jehová se arrepintió de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.

El Conflicto de los Siglos (CS), capítulo 10: ''Progresos de la reforma''.

El Conflicto de los Siglos (CS), capítulo 10: ''Progresos de la reforma''.

Capítulo 10—Progresos de la reforma

La misteriosa desaparición de Lutero despertó consternación en toda Alemania, y por todas partes se oían averiguaciones acerca de su paradero. Circulaban los rumores más descabellados y muchos creían que había sido asesinado. Oíanse lamentos, no solo entre sus partidarios declarados, sino también entre millares de personas que aún no se habían decidido abiertamente por la Reforma. Muchos se comprometían por juramento solemne a vengar su muerte. {CS 169.1}

Los principales jefes del romanismo vieron aterrorizados a qué grado había llegado la animosidad contra ellos, y aunque al principio se habían regocijado por la supuesta muerte de Lutero, pronto desearon huir de la ira del pueblo. Los enemigos del reformador no se habían visto tan preocupados por los actos más atrevidos que cometiera mientras estaba entre ellos como por su desaparición. Los que en su ira habían querido matar al arrojado reformador estaban dominados por el miedo ahora que él no era más que un cautivo indefenso. “El único medio que nos queda para salvarnos—dijo uno—consiste en encender antorchas e ir a buscar a Lutero por toda la tierra, para devolverle a la nación que le reclama” (D’Aubigné, lib. 9, cap. 1). El edicto del emperador parecía completamente ineficaz. Los legados del papa se llenaron de indignación al ver que dicho edicto llamaba menos la atención que la suerte de Lutero. {CS 169.2}

Las noticias de que él estaba a salvo, aunque prisionero, calmaron los temores del pueblo y hasta acrecentaron el entusiasmo en su favor. Sus escritos se leían con mayor avidez que nunca antes. Un número siempre creciente de adeptos se unía a la causa del hombre heroico que frente a desventajas abrumadoras defendía la Palabra de Dios. La Reforma iba cobrando constantemente fuerzas. La semilla que Lutero había sembrado brotaba en todas partes. Su ausencia realizó una obra que su presencia no habría realizado. Otros obreros sintieron nueva responsabilidad al serles quitado su jefe, y con nueva fe y ardor se adelantaron a hacer cuanto pudiesen para que la obra tan noblemente comenzada no fuese estorbada. {CS 170.1}

Satanás empero no estaba ocioso. Intentó lo que ya había intentado en otros movimientos de reforma, es decir engañar y perjudicar al pueblo dándole una falsificación en lugar de la obra verdadera. Así como hubo falsos cristos en el primer siglo de la iglesia cristiana, así también se levantaron falsos profetas en el siglo XVI. {CS 170.2}

Unos cuantos hombres afectados íntimamente por la agitación religiosa, se imaginaron haber recibido revelaciones especiales del cielo, y se dieron por designados divinamente para llevar a feliz término la obra de la Reforma, la cual, según ellos, había sido débilmente iniciada por Lutero. En realidad, lo que hacían era deshacer la obra que el reformador había realizado. Rechazaban el gran principio que era la base misma de la Reforma, es a saber, que la Palabra de Dios es la regla perfecta de fe y práctica; y en lugar de tan infalible guía sustituían la norma variable e insegura de sus propios sentimientos e impresiones. Y así, por haberse despreciado al único medio seguro de descubrir el engaño y la mentira se le abrió camino a Satanás para que a su antojo dominase los espíritus. {CS 170.3}

Uno de estos profetas aseveraba haber sido instruido por el ángel Gabriel. Un estudiante que se le unió abandonó los estudios, declarándose investido de poder por Dios mismo para exponer su Palabra. Se les unieron otros, de por sí inclinados al fanatismo. Los procederes de estos iluminados crearon mucha excitación. La predicación de Lutero había hecho sentir al pueblo en todas partes la necesidad de una reforma, y algunas personas de buena fe se dejaron extraviar por las pretensiones de los nuevos profetas {CS 170.4}

Los cabecillas de este movimiento fueron a Wittenberg y expusieron sus exigencias a Melanchton y a sus colaboradores. Decían: “Somos enviados por Dios para enseñar al pueblo. Hemos conversado familiarmente con Dios, y por lo tanto, sabemos lo que ha de acontecer. Para decirlo en una palabra: somos apóstoles y profetas y apelamos al doctor Lutero” (ibíd., cap. 7). {CS 171.1}

Los reformadores estaban atónitos y perplejos. Era este un factor con que nunca habían tenido que habérselas y se hallaban sin saber qué partido tomar. Melanchton dijo: “Hay en verdad espíritus extraordinarios en estos hombres; pero ¿qué espíritus serán? [...] Por una parte debemos precavernos de contristar el Espíritu de Dios, y por otra, de ser seducidos por el espíritu de Satanás” (ibíd.). {CS 171.2}

Pronto se dio a conocer el fruto de toda esta enseñanza. El pueblo fue inducido a descuidar la Biblia o a rechazarla del todo. Las escuelas se llenaron de confusión. Los estudiantes, despreciando todas las sujeciones, abandonaron sus estudios y se separaron de la universidad. Los hombres que se tuvieron a sí mismos por competentes para reavivar y dirigir la obra de la Reforma, lograron solo arrastrarla al borde de la ruina. Los romanistas, recobrando confianza, exclamaban alegres: “Un esfuerzo más, y todo será nuestro” (ibíd.). {CS 171.3}

Al saber Lutero en la Wartburg lo que ocurría, dijo, con profunda consternación: “Siempre esperaba yo que Satanás nos mandara esta plaga” (ibíd.). Se dio cuenta del verdadero carácter de estos fementidos profetas y vio el peligro que amenazaba a la causa de la verdad. La oposición del papa y del emperador no le habían sumido en la perplejidad y congoja que ahora experimentaba. De entre los que profesaban ser amigos de la Reforma se habían levantado sus peores enemigos. Las mismas verdades que le habían producido tan profundo regocijo y consuelo eran empleadas para despertar pleitos y confusión en la iglesia. {CS 171.4}

En la obra de la Reforma, Lutero había sido impulsado por el Espíritu de Dios y llevado más allá de lo que pensara. No había tenido el propósito de tomar tales resoluciones ni de efectuar cambios tan radicales. Había sido solamente instrumento en manos del poder infinito. Sin embargo, temblaba a menudo por el resultado de su trabajo. Dijo una vez: “Si yo supiera que mi doctrina hubiera dañado a un ser viviente por pobre y oscuro que hubiera sido—lo cual es imposible, pues ella es el mismo evangelio—, hubiera preferido mejor morir diez veces antes que negarme a retractarme” (ibíd.). {CS 171.5}

Y ahora hasta el mismo Wittenberg, el verdadero centro de la Reforma, caía rápidamente bajo el poder del fanatismo y de los desórdenes. Esta terrible situación no era efecto de las enseñanzas de Lutero; pero no obstante por toda Alemania sus enemigos se la achacaban a él. Con el ánimo deprimido, preguntábase a veces a sí mismo: “¿Será posible que así remate la gran obra de la Reforma?’ (ibíd.). Pero cuando hubo orado fervientemente al respecto, volvió la paz a su alma. “La obra no es mía sino tuya—decía él—, y no consentirás que se malogre por causa de la superstición o del fanatismo”. Él solo pensamiento de seguir apartado del conflicto en una crisis tal, le era insoportable; de modo que decidió volver a Wittenberg. {CS 172.1}

Sin más tardar arriesgó el viaje. Se hallaba proscrito en todo el imperio. Sus enemigos tenían libertad para quitarle la vida, y a sus amigos les era prohibido protegerle. El gobierno imperial aplicaba las medidas más rigurosas contra sus adherentes, pero vio que peligraba la obra del evangelio, y en el nombre del Señor se adelantó sin miedo a combatir por la verdad. {CS 172.2}

En una carta que dirigió al elector, después de manifestar el propósito que alentaba de salir de la Wartburg, decía: “Sepa su alteza que me dirijo a Wittenberg bajo una protección más valiosa que la de príncipes y electores. No he pensado solicitar la ayuda de su alteza; y tan lejos estoy de impetrar vuestra protección, que yo mismo abrigo más bien la esperanza de protegeros a vos. Si supiese yo que su alteza querría o podría tomar mi defensa, no iría a Wittenberg. Ninguna espada material puede adelantar esta causa. Dios debe hacerlo todo sin la ayuda o la cooperación del hombre. El que tenga más fe será el que podrá presentar mejor defensa” (ibíd., cap. 8). {CS 172.3}

En una segunda carta que escribió, camino de Wittenberg, añadía Lutero: “Héme aquí, dispuesto a sufrir la reprobación de su alteza y el enojo del mundo entero. ¿No son los vecinos de Wittenberg mi propia grey? ¿No los encomendó Dios a mi cuidado? y ¿no deberé, si es necesario, dar mi vida por amor de ellos? Además, temo ver una terrible revuelta en Alemania, que ha de acarrear a nuestro país el castigo de Dios” (ibíd., cap. 7). {CS 172.4}

Con exquisita precaución y humildad, pero a la vez con decisión y firmeza, volvió Lutero a su trabajo. “Con la Biblia—dijo—, debemos rebatir y echar fuera lo que logró imponerse por medio de la fuerza. Yo no deseo que se valgan de la violencia contra los supersticiosos y los incrédulos [...]. No hay que constreñir a nadie. La libertad es la esencia misma de la fe” (ibíd., cap. 8). {CS 172.5}

Pronto se supo por todo Wittenberg que Lutero había vuelto y que iba a predicar. El pueblo acudió de todas partes, al punto que no podía caber en la iglesia. Subiendo al púlpito, instruyó el reformador a sus oyentes; con notable sabiduría y mansedumbre los exhortó y los amonestó. Refiriéndose en su sermón a las medidas violentas de que algunos habían echado mano para abolir la misa, dijo: {CS 173.1}

“La misa es una cosa mala. Dios se opone a ella. Debería abolirse, y yo desearía que en su lugar se estableciese en todas partes la santa cena del evangelio. Pero no apartéis de ella a nadie por la fuerza. Debemos dejar el asunto en manos de Dios. No somos nosotros los que hemos de obrar, sino su Palabra. Y ¿por qué? me preguntaréis. Porque los corazones de los hombres no están en mis manos como el barro en las del alfarero. Tenemos derecho de hablar, pero no tenemos derecho de obligar a nadie. Prediquemos; y confiemos lo demás a Dios. Si me resuelvo a hacer uso de la fuerza, ¿qué conseguiré? Fingimientos, formalismo, ordenanzas humanas, hipocresía [...]. Pero en todo esto no se hallará sinceridad de corazón, ni fe, ni amor. Y donde falte esto, todo falta, y yo no daría ni una paja por celebrar una victoria de esta índole [...]. Dios puede hacer más mediante el mero poder de su Palabra que vosotros y yo y el mundo entero con nuestros esfuerzos unidos. Dios sujeta el corazón, y una vez sujeto, todo está ganado [...]. {CS 173.2}

“Estoy listo para predicar, alegar y escribir; pero a nadie constreñiré, porque la fe es un acto voluntario. Recordad todo lo que ya he hecho. Me encaré con el papa, combatí las indulgencias y a los papistas; pero sin violencia, sin tumultos. Expuse con claridad la Palabra de Dios; prediqué y escribí, esto es todo lo que hice. Y sin embargo, mientras yo dormía, [...] la Palabra que había predicado afectó al papado como nunca le perjudicó príncipe ni emperador alguno. Y sin embargo nada hice; la Palabra sola lo hizo todo. Si hubiese yo apelado a la fuerza, el suelo de Alemania habría sido tal vez inundado con sangre. ¿Pero cuál hubiera sido el resultado? La ruina y la destrucción del alma y del cuerpo. En consecuencia, me quedo quieto, y dejo que la Palabra se extienda a lo largo y a lo ancho de la tierra” (ibíd.). {CS 173.3}

Por siete días consecutivos predicó Lutero a las ansiosas muchedumbres. La Palabra de Dios quebrantó la esclavitud del fanatismo. El poder del evangelio hizo volver a la verdad al pueblo que se había descarriado. {CS 174.1}

Lutero no deseaba verse con los fanáticos cuyas enseñanzas habían causado tan grave perjuicio. Harto los conocía por hombres de escaso juicio y de pasiones desordenadas, y que, pretendiendo ser iluminados directamente por el cielo, no admitirían la menor contradicción ni atenderían a un solo consejo ni a un solo cariñoso reproche. Arrogándose la suprema autoridad, exigían de todos que, sin la menor resistencia, reconociesen lo que ellos pretendían. Pero como solicitasen una entrevista con él, consintió en recibirlos; y denunció sus pretensiones con tanto éxito que los impostores se alejaron en el acto de Wittenberg. {CS 174.2}

El fanatismo quedó detenido por un tiempo; pero pocos años después resucitó con mayor violencia y logró resultados más desastrosos. Respecto a los principales directores de este movimiento, dijo Lutero: “Para ellos las Sagradas Escrituras son letra muerta; todos gritan: ‘¡El Espíritu! ¡El Espíritu!’ Pero yo no quisiera ir por cierto adonde su espíritu los guía. ¡Quiera a Dios en su misericordia guardarme de pertenecer a una iglesia en la cual solo haya santos! Deseo estar con los humildes, los débiles, los enfermos, todos los cuales conocen y sienten su pecado y suspiran y claman de continuo a Dios desde el fondo de sus corazones para que él los consuele y los sostenga” (ibíd., lib. 10, cap. 10). {CS 174.3}

Tomás Munzer, el más activo de los fanáticos, era hombre de notable habilidad que, si la hubiese encauzado debidamente, habría podido hacer mucho bien; pero desconocía aun los principios más rudimentarios de la religión verdadera. “Deseaba vehementemente reformar el mundo, olvidando, como otros muchos iluminados, que la reforma debía comenzar por él mismo” (ibíd., lib. 9, cap. 8). Ambicionaba ejercer cargos e influencia, y no quería ocupar el segundo puesto, ni aun bajo el mismo Lutero. Declaraba que, al colocar la autoridad de la Escritura en sustitución de la del papa, los reformadores no hacían más que establecer una nueva forma de papado. Y se declaraba divinamente comisionado para llevar a efecto la verdadera reforma. “El que tiene este espíritu—decía Munzer—posee la verdadera fe, aunque ni por una sola vez en su vida haya visto las Sagradas Escrituras” (ibíd., lib. 10, cap. 10). {CS 174.4}

Los maestros del fanatismo se abandonaban al influjo de sus impresiones y consideraban cada pensamiento y cada impulso como voz de Dios; en consecuencia, se fueron a los extremos. Algunos llegaron hasta quemar sus Biblias, exclamando: “La letra mata, el Espíritu es el que da vida”. Las enseñanzas de Munzer apelaban a la afición del hombre a lo maravilloso, y de paso daban rienda suelta a su orgullo al colocar en realidad las ideas y las opiniones de los hombres por encima de la Palabra de Dios. Millares de personas aceptaban sus doctrinas. Pronto llegó a condenar el orden en el culto público y declaró que obedecer a los príncipes era querer servir a Dios y a Belial. {CS 175.1}

El pueblo que comenzaba a emanciparse del yugo del papado, tascaba el freno bajo las restricciones de la autoridad civil. Las enseñanzas revolucionarias de Munzer, con su presunta aprobación divina, los indujeron a sublevarse contra toda sujeción y a abandonarse a sus prejuicios y a sus pasiones. Siguiéronse las más terribles escenas de sedición y contienda y los campos de Alemania se empaparon de sangre. {CS 175.2}

La angustia de corazón que Lutero había experimentado hacía tanto tiempo en Erfurt, se apoderó de él nuevamente con redoblada fuerza al ver que los resultados del fanatismo eran considerados como efecto de la Reforma. Los príncipes papistas declaraban—y muchos estaban dispuestos a dar crédito al aserto—que la rebelión era fruto legítimo de las doctrinas de Lutero. A pesar de que estos cargos carecían del más leve fundamento, no pudieron menos que causar honda pena al reformador. Parecíale insoportable que se deshonrase así la causa de la verdad identificándola con tan grosero fanatismo. Por otra parte, los jefes de la revuelta odiaban a Lutero no solo porque se había opuesto a sus doctrinas y se había negado a reconocerles autorización divina, sino porque los había declarado rebeldes ante las autoridades civiles. En venganza le llamaban vil impostor. Parecía haberse atraído la enemistad tanto de los príncipes como del pueblo. {CS 175.3}

Los romanistas se regocijaban y esperaban ver pronto la ruina de la Reforma. Hasta culpaban a Lutero de los mismos errores que él mismo se afanara tanto en corregir. El partido de los fanáticos, declarando falsamente haber sido tratado con injusticia, logró ganar la simpatía de mucha gente, y, como sucede con frecuencia con los que se inclinan del lado del error, fueron pronto aquellos considerados como mártires. De esta manera los que desplegaran toda su energía en oposición a la Reforma fueron compadecidos y admirados como víctimas de la crueldad y de la opresión. Esta era la obra de Satanás, y la impulsaba el mismo espíritu de rebelión que se manifestó por primera vez en los cielos. {CS 175.4}

Satanás procura constantemente engañar a los hombres y les hace llamar pecado a lo que es bueno, y bueno a lo que es pecado. ¡Y cuánto éxito ha tenido su obra! ¡Cuántas veces se crítica a los siervos fieles de Dios porque permanecen firmes en defensa de la verdad! Hombres que solo son agentes de Satanás reciben alabanzas y lisonjas y hasta pasan por mártires, en tanto que otros que deberían ser considerados y sostenidos por su fidelidad a Dios, son abandonados y objeto de sospecha y de desconfianza. {CS 176.1}

La falsa piedad y la falsa santificación siguen haciendo su obra de engaño. Bajo diversas formas dejan ver el mismo espíritu que las caracterizara en días de Lutero, pues apartan a las mentes de las Escrituras e inducen a los hombres a seguir sus propios sentimientos e impresiones en vez de rendir obediencia a la ley de Dios. Este es uno de los más eficaces inventos de Satanás para desprestigiar la pureza y la verdad. {CS 176.2}

Denodadamente defendió Lutero el evangelio contra los ataques de que era objeto desde todas partes. La Palabra de Dios demostró ser una arma poderosa en cada conflicto. Con ella combatió el reformador la usurpada autoridad del papa y la filosofía racionalista de los escolásticos, a la vez que se mantenía firme como una roca contra el fanatismo que pretendía aliarse con la Reforma. {CS 176.3}

Cada uno a su manera, estos elementos opuestos dejaban a un lado las Sagradas Escrituras y exaltaban la sabiduría humana como el gran recurso para conocer la verdad religiosa. El racionalismo hace un ídolo de la razón, y la constituye como criterio religioso. El romanismo, al atribuir a su soberano pontífice una inspiración que proviene en línea recta de los apóstoles y continúa invariable al través de los tiempos, da amplia oportunidad para toda clase de extravagancias y corrupciones que se ocultan bajo la santidad del mandato apostólico. La inspiración a que pretendían Munzer y sus colegas no procedía sino de los desvaríos de su imaginación y su influencia subvertía toda autoridad, humana o divina. El cristianismo recibe la Palabra de Dios como el gran tesoro de la verdad inspirada y la piedra de toque de toda inspiración. {CS 176.4}

A su regreso de la Wartburg, terminó Lutero su traducción del Nuevo Testamento y no tardó el evangelio en ser ofrecido al pueblo de Alemania en su propia lengua. Esta versión fue recibida con agrado por todos los amigos de la verdad, pero fue vilmente desechada por los que preferían dejarse guiar por las tradiciones y los mandamientos de los hombres. {CS 177.1}

Se alarmaron los sacerdotes al pensar que el vulgo iba a poder discutir con ellos los preceptos de la Palabra de Dios y descubrir la ignorancia de ellos. Las armas carnales de su raciocinio eran impotentes contra la espada del Espíritu. Roma puso en juego toda su autoridad para impedir la circulación de las Santas Escrituras; pero los decretos, los anatemas y el mismo tormento eran inútiles. Cuanto más se condenaba y prohibía la Biblia, mayor era el afán del pueblo por conocer lo que ella enseñaba. Todos los que sabían leer deseaban con ansia estudiar la Palabra de Dios por sí mismos. La llevaban consigo, la leían y releían, y no se quedaban satisfechos antes de saber grandes trozos de ella de memoria. Viendo la buena voluntad con que fue acogido el Nuevo Testamento, Lutero dio comienzo a la traducción del Antiguo y la fue publicando por partes conforme las iba terminando. {CS 177.2}

Sus escritos tenían aceptación en la ciudad y en las aldeas. “Lo que Lutero y sus amigos escribían, otros se encargaban de esparcirlo por todas partes. Los monjes que habían reconocido el carácter ilegítimo de las obligaciones monacales y deseaban cambiar su vida de indolencia por una de actividad, pero se sentían muy incapaces de proclamar por sí mismos la Palabra de Dios, cruzaban las provincias vendiendo los escritos de Lutero y sus colegas. Al poco tiempo Alemania pululaba con estos intrépidos colportores” (ibíd., lib. 9, cap. II). {CS 177.3}

Estos escritos eran estudiados con profundo interés por ricos y pobres, por letrados e ignorantes. De noche, los maestros de las escuelas rurales los leían en alta voz a pequeños grupos que se reunían al amor de la lumbre. Cada esfuerzo que en este sentido se hacía convencía a algunas almas de la verdad, y ellas a su vez habiendo recibido la Palabra con alegría, la comunicaban a otros. {CS 177.4}

Así se cumplían las palabras inspiradas: “La entrada de tus palabras alumbra; a los simples les da inteligencia”. Salmos 119:130 (VM). El estudio de las Sagradas Escrituras producía un cambio notable en las mentes y en los corazones del pueblo. El dominio papal les había impuesto un yugo férreo que los mantenía en la ignorancia y en la degradación. Con escrúpulos supersticiosos, observaban las formas, pero era muy pequeña la parte que la mente y el corazón tomaban en los servicios. La predicación de Lutero, al exponer las sencillas verdades de la Palabra de Dios, y la Palabra misma, al ser puesta en manos del pueblo, despertaron sus facultades aletargadas, y no solo purificaban y ennoblecían la naturaleza espiritual, sino que daban nuevas fuerzas y vigor a la inteligencia. {CS 177.5}

Veíanse a personas de todas las clases sociales defender, con la Biblia en la mano, las doctrinas de la Reforma. Los papistas que habían abandonado el estudio de las Sagradas Escrituras a los sacerdotes y a los monjes, les pidieron que viniesen en su auxilio a refutar las nuevas enseñanzas. Empero, ignorantes de las Escrituras y del poder de Dios, monjes y sacerdotes fueron completamente derrotados por aquellos a quienes habían llamado herejes e indoctos. “Desgraciadamente—decía un escritor católico—, Lutero ha convencido a sus correligionarios de que su fe debe fundarse solamente en la Santa Escritura” (ibíd., lib. 9, cap. II). Las multitudes se congregaban para escuchar a hombres de poca ilustración defender la verdad y hasta discutir acerca de ella con teólogos instruidos y elocuentes. La vergonzosa ignorancia de estos grandes hombres se descubría tan luego como sus argumentos eran refutados por las sencillas enseñanzas de la Palabra de Dios. Los hombres de trabajo, los soldados y hasta los niños, estaban más familiarizados con las enseñanzas de la Biblia que los sacerdotes y los sabios doctores. {CS 178.1}

El contraste entre los discípulos del evangelio y los que sostenían las supersticiones papistas no era menos notable entre los estudiantes que entre las masas populares. “En oposición a los antiguos campeones de la jerarquía que había descuidado el estudio de los idiomas y de la literaturas, [...] levantábanse jóvenes de mente privilegiada, muchos de los cuales se consagraban al estudio de las Escrituras, y se familiarizaban con los tesoros de la literatura antigua. Dotados de rápida percepción, de almas elevadas y de corazones intrépidos, pronto llegaron a alcanzar estos jóvenes tanta competencia, que durante mucho tiempo nadie se atrevía a hacerles frente [...]. De manera que en los concursos públicos en que estos jóvenes campeones de la Reforma se encontraban con doctores papistas, los atacaban con tanta facilidad y confianza que los hacían vacilar y los exponían al desprecio de todos” (ibíd.). {CS 178.2}

Cuando el clero se dio cuenta de que iba menguando el número de los congregantes, invocó la ayuda de los magistrados, y por todos los medios a su alcance procuró atraer nuevamente a sus oyentes. Pero el pueblo había hallado en las nuevas enseñanzas algo que satisfacía las necesidades de sus almas, y se apartaba de aquellos que por tanto tiempo le habían alimentado con las cáscaras vacías de los ritos supersticiosos y de las tradiciones humanas. {CS 178.3}

Cuando la persecución ardía contra los predicadores de la verdad, ponían estos en práctica las palabras de Cristo: “Cuando pues os persiguieren en una ciudad, huid a otra”. Mateo 10:23 (VM). La luz penetraba en todas partes. Los fugitivos hallaban en algún lugar puertas hospitalarias que les eran abiertas, y morando allí, predicaban a Cristo, a veces en la iglesia, o, si se les negaba ese privilegio, en casas particulares o al aire libre. Cualquier sitio en que hallasen un oyente se convertía en templo. La verdad, proclamada con tanta energía y fidelidad, se extendía con irresistible poder. {CS 179.1}

En vano se mancomunaban las autoridades civiles y eclesiásticas para detener el avance de la herejía. Inútilmente recurrían a la cárcel, al tormento, al fuego y a la espada. Millares de creyentes sellaban su fe con su sangre, pero la obra seguía adelante. La persecución no servía sino para hacer cundir la verdad, y el fanatismo que Satanás intentara unir a ella, no logró sino hacer resaltar aún más el contraste entre la obra diabólica y la de Dios. {CS 179.2}

Testimonio: 06-07-2017
Testimonio
06-07-2017
(Mi Pueblo Pereció por Falta de Conocimiento)

Amados, hoy es 6 de julio 2017. Y el Señor ha visto bien darme otras palabras para compartir con su pueblo. Estas palabras que recibí hoy, 6 de julio de 2017 en la mañana, fueron como una espera de lo que el Señor me ha mostrado a través de su Palabra —dándome unos capítulos que debía yo saber, leer y compartir con otras personas—. {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p1}

Primero, el 5 de mayo de 2017, me dio Malaquías 4; el 6 de mayo 2017, me dio 2 Pedro 3; el 29 de mayo de 2017, me dio Mateo 6; y, el 31 de mayo de 2017, me dio Deuteronomio 11; el 16 de junio, me dio Jeremías 8. Pero se me dijo que no dijera nada hasta que me dijeran lo que debía decir junto con estos capítulos, y es lo que quiero compartir con ustedes en esta hora. {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p2}

Así ha dicho el Señor: "por cuanto no prestaste oído a mis palabras de reprensión y ruego, hoy mi rostro se aparta de ti, oh Israel, y nunca más serás hallado. Mi pueblo pereció por causa de conocimiento. No porque no lo había, sino porque no lo quisieron. ¿Quién podrá salvarte de la ira venidera? ¿quién podrá librarte de la muerte? ¿acaso no te [he] llevado de la mano? Más pujabas por no ser guiada y engordada, y, como buey, has sido preparado para el degolladero. Ciertamente mis ojos lo verán y lo sabrán mis entrañas, más tú jugaste a ser como Jerusalén que se deleitaba en sentirse grande y poderosa. ¿Acaso no le cayó en un día su destrucción que fue por Mí predicha? Y acaso, ¿no se cumplió lo antes expuesto? ¿acaso ahora será diferente?" {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p3}

"¡Ay de los que dicen ser mis ovejas y no lo son, sino que descarrilan el rebaño y solapan el pecado diciendo; 'callad, esta es una fábula, hay error en ella'!" {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p4}

"Si sólo hubieras escuchado, si sólo hubieras meditado por tu razón, pero [te] impusiste a esta y tu sabiduría engrandeciste. Como oveja al matadero, sin pastor, irás y tu rebaño se descarrilará porque no quisiste oír y tu corazón cerraste a Mí por cuanto no recibiste la palabra de Jehová tu Dios. ¿Acaso el mortal dará permiso al Eterno de lo que ha de hablar? ¿acaso el mortal regirá los designios del Eterno? Yo Soy Jehová y no cambio, y no mudo mi parecer. Y, por causa de vuestras iniquidades, mi furor estará entre vosotros." {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p5}

"Mi pueblo," —decía, "mi pueblo, que dicen ser y no lo son, serán barridos como estopa. Y, ¿quién los hallará? No recibieron mi pacto, falsearon mi derecho, y se gloriaron diciendo: '¡casa de Jehová es ésta!' Más mi presencia ahí no está. ¡Casa rebelde! ¿Acaso no sabrá de tus amores ocultos y de tus planes oscuros mi presencia? Te crees rica y en una hora vendrá tu desolación y, ¿quién, quién, te librará?" {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p6}

"¡Estoy a punto de regresar y no me deseas recibir! ¡estoy a punto de actuar y no me temes! ¿Acaso daré Yo entendimiento al letrado y me olvidaré del inculto? Pues Yo domino al altivo y uso al humilde. Mis designios son mayores que vuestras expectativas y mis baluartes mayores que los vuestros. Soy Yo el que rijo los tiempos, y no el mortal. Todo el que se humille y busque de corazón verá la luz y tendrá protección; pero al altivo y rebelde no le será dada misericordia. ¿Acaso no veré lo sucedido? ¿acaso no veré que, en mi nombre, seducen y oprimen a mi pueblo? Mi pueblo tiene poca fuerza, pero me ama y me busca de corazón, pocos en número, pero son suficientes para Mí." {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p7}

"¿Acaso creen que no veo la transgresión y la altivez? ¡Sordos, ciegos y mudos! ¡incapaces de reconocer la verdad y diferenciarla del error! ¿No sois vosotros los líderes del rebaño y, aun así, no me reconocéis?" {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p8}

"Estoy a la puerta y llamo, ¿quién escuchará mi voz? ¡Salga la verdadera novia a recibir al novio en sus aposentos, reúnanse conmigo en mis santuarios y no se manchen en la abominación! ¡Salgan a recibirme para dar fiesta conmigo en el desierto! ¡salgan y no toquen lo inmundo para que pueda rociarlos con mi Espíritu! El que tiene oídos para oír, oiga. Los entendidos entenderán. Sabed y entended que Yo Soy Dios y Yo no cambio. ¡Prepárate, prepárate, mi amada, pues pronto iré por ti!" {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p9}

"Muchos se consuelan alargando mis días y mis retribuciones, ¡pero Yo estoy a un minuto de actuar! Y, ¡ay! del que no crea. Pues mi pueblo es rebelde de balde. ¿Acaso es que no le he sido fiel? ¿acaso no lo he protegido? Pueblo duro de cerviz, no retendré sobre ti más mi mano y, ¿quién será por ti? ¿acaso habrá alguien mortal que te proteja? ¿acaso tus honores te protegerán? ¿acaso serás resguardado por Mí en el desierto y mis alas te cubrirán? Vivo Yo, dice el Eterno, que serás como despojo y otros se enseñorearán de ti; por cuanto tus amores fueron hacia otro, y no para Mí." {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p10}

"Pisoteas al humilde y exaltas al honorado, pero Yo, el Eterno, miro lo que no ves y doy galardón al que desechas. ¿Soy acaso Yo como tú? ¿seré Yo polvo mortal para que tú te compares? No habrá para tí más tiempo; pues tus amores has sellado y tu vida la has entregado a extraños. ¿Acaso no será tu tiempo señalado? Mi iglesia, mi iglesia verdadera, mi novia está conmigo y su deleite Soy Yo. Sin honores, sin galardón humano la recibo y de lo alto la sustento. ¿Será que crees poder con ella? ¿será que tus honores te permitirán arremeter contra ella?" {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p11}

"¡Oh, pueblo rebelde, que por precio muy bajo vendiste tu alma, y la de los que te siguen y no te das cuenta de tu cruel destino!"

"Amada mía", —decía—, "sal al desierto y búscame, pues tu galardón está cerca. No temas, Yo estoy en control y tú serás coronada por mi mano. No temas, avanza y no te detengas. Sé celosa y sígueme. No mires atrás, ni escuches, pues hienas vendrán y lobos querrán devorarte por mi mano; pero Yo estaré contigo, mi mano estará contigo alzada. Pero los ciegos no lo van a ver. Yo tomo el control de mi pueblo verdadero y no hay nadie quien pueda tocarlo. ¡Anda! ¡anda, pueblo mío!" —decía—, "entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas mientras pasa la indignación. ¡No demores, avanza! Tu fe será premiada. Lucha por tu salvación y Yo te daré la corona de la vida. El que tiene oídos para oír, oiga. Así dice el gran Yo Soy." {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p12}

¡Oh, Dios! "Levíticos 26", —me decía—. "El recogimiento está en marcha. Mi pueblo no divagará más pues Yo, el Eterno, me preparo para su encuentro. ¡Bienaventurados los que se hallan inscritos en el Libro de la Vida!", decía. "Yo Jehová." {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p13}

"¡Apúrate!", me dijo, "dile a mi pueblo verdadero, mi pueblo de poca fuerza, que su fortaleza Soy Yo y nadie podrá contra mi mano. Yo seré su fortaleza y, si no vacilan, será [la] única [forma en que] van a obtener la victoria. {Daisy Escalante: 06-07-2017 , es.p14}

Malaquías 4

1 Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno; y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel día vendrá y los abrasará, dice Jehová de los ejércitos, el cual no les dejará ni raíz ni rama.
2 Mas para vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
3 Y hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo haré esto, dice Jehová de los ejércitos.
4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.
5 He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová grande y terrible.
6 Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres; no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.

2 Pedro 3

1 Carísimos, esta segunda carta escribo ahora a vosotros; en la cual despierto vuestro sincero entendimiento, por recordatorio;
2 para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento de nosotros los apóstoles del Señor y Salvador;
3 sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,
4 y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como [estaban] desde el principio de la creación.
5 Porque ellos ignoran voluntariamente esto; que por la palabra de Dios fueron [creados] los cielos en el tiempo antiguo, y la tierra, que por agua y en agua está asentada;
6 por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua.
7 Pero los cielos que son ahora, y la tierra, son reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.
8 Mas, amados, no ignoréis esto: Que un día delante del Señor [es] como mil años, y mil años como un día.
9 El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.
10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¿cómo no debéis vosotros de conduciros en santa y piadosa manera de vivir?
12 Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, siendo encendidos, serán deshechos, y los elementos siendo quemados, se fundirán.
13 Pero nosotros esperamos según su promesa, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.
14 Por lo cual, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de Él en paz, sin mácula y sin reprensión.
15 Y considerad la paciencia de nuestro Señor por salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito,
16 como también en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.
17 Así que vosotros, amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que siendo desviados con el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.
18 Mas creced en la gracia y [en] el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él [sea] gloria ahora y para siempre. Amén.

Mateo 6

1 Mirad que no hagáis vuestras limosnas delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tenéis recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados de los hombres; de cierto os digo: [Ya] tienen su recompensa.
3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha.
4 Que tu limosna sea en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, Él te recompensará en público.
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres. De cierto os digo: [Ya] tienen su recompensa.
6 Mas tú, cuando ores, entra en tu alcoba, y cerrada tu puerta ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.
7 Y cuando ores, no uses vanas repeticiones, como hacen los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
8 No seáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, [así] en la tierra como en el cielo.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre. Amén.
14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros.
15 Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
16 Y cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para parecer a los hombres que ayunan. De cierto os digo que [ya] tienen su recompensa.
17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro;
18 para no parecer a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan.
20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla, ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo estará lleno de luz.
23 Mas si tu ojo fuere maligno, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuánto más lo [serán] las mismas tinieblas?
24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o apreciará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo [más] que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
30 Y si a la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no [hará] mucho más por vosotros, hombres de poca fe?
31 Por tanto, no os afanéis, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; mas vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el mañana, que el mañana traerá su afán. Bástele al día su propio mal.

Deuteronomio 11

1 Amarás, pues, a Jehová tu Dios, y guardarás su ordenanza, y sus estatutos y sus derechos y sus mandamientos, todos los días.
2 Y comprended hoy: porque no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto el castigo de Jehová vuestro Dios, su grandeza, su mano fuerte, y su brazo extendido,
3 y sus señales, y sus obras que hizo en medio de Egipto a Faraón, rey de Egipto, y a toda su tierra;
4 y lo que hizo al ejército de Egipto, a sus caballos y a sus carros; cómo hizo que las aguas del Mar Rojo cayeran sobre ellos cuando venían tras vosotros, y Jehová los destruyó hasta hoy;
5 y lo que ha hecho con vosotros en el desierto, hasta que habéis llegado a este lugar;
6 y lo que hizo con Datán y Abiram, hijos de Eliab hijo de Rubén; cómo abrió la tierra su boca, y se tragó a ellos y a sus casas, y sus tiendas, y toda la hacienda que tenían en pie en medio de todo Israel.
7 Mas vuestros ojos han visto todos los grandes hechos que Jehová ha ejecutado.
8 Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos, y entréis y poseáis la tierra, a la cual pasáis para poseerla;
9 Y para que os sean prolongados los días sobre la tierra, que juró Jehová a vuestros padres, que había de darla a ellos y a su simiente, tierra que fluye leche y miel.
10 Que la tierra a la cual entras para poseerla, no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu simiente, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza.
11 La tierra a la cual pasáis para poseerla, es tierra de montes y de vegas; que bebe el agua de la lluvia del cielo;
12 Tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin del año.
13 Y será que, si obedeciereis cuidadosamente mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma,
14 yo daré la lluvia de vuestra tierra en su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, y tu vino, y tu aceite.
15 Daré también hierba en tu campo para tus bestias; y comerás, y te saciarás.
16 Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis, y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos;
17 y así se encienda el furor de Jehová sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcáis pronto de la buena tierra que os da Jehová.
18 Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis por señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.
19 Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas, cuando estés sentado en tu casa, y cuando andes por el camino; cuando te acuestes, y cuando te levantes.
20 Y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;
21 para que sean aumentados vuestros días, y los días de vuestros hijos, sobre la tierra que juró Jehová a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.
22 Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo, para que los cumpláis; y si amareis a Jehová vuestro Dios andando en todos sus caminos, y siguiéndole a Él,
23 Jehová también echará a todas estas naciones de delante de vosotros y poseeréis naciones grandes y más fuertes que vosotros.
24 Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie, será vuestro; desde el desierto y el Líbano, desde el río, el río Éufrates, hasta el mar postrero será vuestro término.
25 Nadie se sostendrá delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro Dios sobre la faz de toda la tierra que hollareis, como Él os ha dicho.
26 He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición:
27 La bendición, si obedeciereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy;
28 y la maldición, si no obedeciereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.
29 Y será que, cuando Jehová tu Dios te introdujere en la tierra a la cual vas para poseerla, pondrás la bendición sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal.
30 ¿No están éstos al otro lado del Jordán, hacia donde se pone el sol, en la tierra de los cananeos, que habitan el Arabá, frente a Gilgal, junto a la llanura de Moreh?
31 Porque vosotros pasáis el Jordán, para ir a poseer la tierra que os da Jehová vuestro Dios; y la poseeréis, y habitaréis en ella.
32 Cuidaréis, pues, de poner por obra todos los estatutos y derechos que yo presento hoy delante de vosotros.

Jeremías 8

1 En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros;
2 y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, y en pos de quienes anduvieron, a quienes consultaron, y a quienes adoraron. No serán recogidos, ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.
3 Y se escogerá la muerte antes que la vida por todo el remanente que quedare de esta mala generación, en todos los lugares adonde arrojaré yo a los que quedaren, dice Jehová de los ejércitos.
4 Les dirás asimismo: Así dice Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no regresa al camino?
5 ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, no han querido volverse.
6 Escuché y oí; [pero] no hablan derecho, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió a su carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla.
7 Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.
8 ¿Cómo decís: Nosotros [somos] sabios, y la ley de Jehová [está] con nosotros? Ciertamente, he aquí que en vano se cortó la pluma, por demás fueron los escribas.
9 Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron presos: he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?
10 Por tanto, daré sus esposas a otros, [y] sus campos a quienes los posean; porque desde el chico hasta el grande cada uno sigue la avaricia, desde el profeta hasta el sacerdote todos practican el engaño.
11 Y curaron el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no [hay] paz.
12 ¿Se avergonzaron de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni siquiera se han ruborizado; por tanto, caerán entre los que caigan, cuando los castigue, caerán, dice Jehová.
13 Los destruiré del todo, dice Jehová. No [habrá] uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y [lo que] les he dado pasará de ellos.
14 ¿Por qué nos estamos sentados? Congregaos, y entremos en las ciudades fortificadas, y allí reposaremos; porque Jehová nuestro Dios nos ha hecho callar, dándonos a beber bebida de hiel, porque pecamos contra Jehová.
15 Esperamos paz, y no [hubo] bien; tiempo de sanidad, y he aquí turbación.
16 Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; del sonido de los relinchos de sus fuertes tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, ciudad y moradores de ella.
17 Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, áspides, contra las cuales no hay encantamiento; y os morderán, dice Jehová.
18 A causa de mi fuerte dolor mi corazón desfallece en mí.
19 He aquí la voz del clamor de la hija de mi pueblo, a causa de los que moran en tierra lejana: ¿No [está] Jehová en Sión? ¿No [está] en ella su Rey? ¿Por qué me provocaron a ira con sus imágenes de talla [y] con vanidades extrañas?
20 Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.
21 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.
22 ¿No [hay] bálsamo en Galaad? ¿No [hay] allí médico? ¿Por qué, pues, no se ha restablecido la salud de la hija de mi pueblo?

Levítico 26

1 No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra imagen de piedra para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.
2 Guardad mis sábados, y tened en reverencia mi santuario: Yo Jehová.
3 Si anduviereis en mis decretos, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra;
4 Yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra dará su producto, y el árbol del campo dará su fruto;
5 Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros y habitaréis seguros en vuestra tierra.
6 Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y quitaré de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país.
7 Y perseguiréis a vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros:
8 Y cinco de vosotros perseguirán a cien, y cien de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán a espada delante de vosotros.
9 Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros:
10 Y comeréis lo añejo de mucho tiempo, y sacaréis fuera lo añejo a causa de lo nuevo:
11 Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará:
12 Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.
13 Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos; y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar el rostro alto.
14 Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos,
15 y si abominareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis derechos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto;
16 Yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma: y sembraréis en balde vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán:
17 Y pondré mi ira sobre vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga.
18 Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo tornaré a castigaros siete veces más por vuestros pecados.
19 Y quebrantaré la soberbia de vuestra fortaleza, y tornaré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce.
20 Y vuestra fuerza se consumirá en vano; que vuestra tierra no dará su esquilmo, y los árboles de la tierra no darán su fruto.
21 Y si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo aumentaré las plagas sobre vosotros siete veces más, de acuerdo a vuestros pecados.
22 Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten los hijos, y destruyan vuestros animales, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desolados.
23 Y si con estas cosas no fuereis corregidos, sino que anduviereis conmigo en oposición,
24 yo también procederé contra vosotros, en oposición y os heriré aún siete veces por vuestros pecados:
25 Y traeré sobre vosotros espada vengadora, en vindicación del pacto; y os recogeréis a vuestras ciudades; mas yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo.
26 Cuando yo os quebrantare el sustento del pan, diez mujeres cocerán vuestro pan en un horno, y os devolverán vuestro pan por peso; y comeréis, y no os saciaréis.
27 Y si con esto no me oyereis, mas procediereis conmigo en oposición,
28 yo procederé contra vosotros, [y lo haré] con ira, y os castigaré aún siete veces por vuestros pecados.
29 Y comeréis las carnes de vuestros hijos, y comeréis las carnes de vuestras hijas:
30 Y destruiré vuestros lugares altos, y talaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará;
31 Y tornaré vuestras ciudades en ruinas, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume.
32 Yo asolaré también la tierra, y se pasmarán de ella vuestros enemigos que en ella moran:
33 Y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y yermas vuestras ciudades.
34 Entonces la tierra descansará sus sábados todos los días que estuviere asolada y que vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará entonces y gozará sus sábados.
35 Todo el tiempo que esté asolada reposará, por cuanto no reposó en vuestros sábados mientras habitabais en ella.
36 Y a los que quedaren de vosotros infundiré en sus corazones tal cobardía, en la tierra de sus enemigos, que el sonido de una hoja que se mueve los perseguirá, y huirán como de la espada, y caerán sin que nadie los persiga.
37 Y tropezarán los unos en los otros, como si huyeran delante de la espada, aunque nadie los persiga; y no podréis resistir delante de vuestros enemigos.
38 Y pereceréis entre las naciones, y la tierra de vuestros enemigos os consumirá.
39 Y los que quedaren de vosotros decaerán en las tierras de vuestros enemigos por su iniquidad; y por la iniquidad de sus padres decaerán con ellos.
40 Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición,
41 yo también habré andado en contra de ellos, y los habré metido en la tierra de sus enemigos; y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado;
42 Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré; y haré memoria de la tierra.
43 Y la tierra será abandonada por ellos, y disfrutará sus sábados, estando desolada a causa de ellos; entonces se someterán al castigo de sus iniquidades; por cuanto menospreciaron mis decretos, y el alma de ellos tuvo fastidio de mis estatutos.
44 Y aun con todo esto, estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los desecharé, ni los abominaré para consumirlos, invalidando mi pacto con ellos: porque yo Jehová soy su Dios:
45 Antes me acordaré de ellos por el pacto antiguo, cuando los saqué de la tierra de Egipto a los ojos de las naciones, para ser su Dios: Yo Jehová.
46 Éstos son los decretos, derechos y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés.

Testimonio: 29-10-2018
Testimonio
29-10-2018
(Predicación de la Verdad y Persecución)

Amados, octubre, 29, 2018. En sueños, yo llegué a un lugar donde se estaba predicando la Palabra de Verdad. Entonces, al llegar a aquel lugar vi un predicador. Este, estaba terminando la prédica y todos los que estaban allí presentes, escuchando, sus rostros estaban reflejando paz y luz. En ese momento, cuando estaba viendo esto, vi cómo, unas personas salieron tras una gran cortina y aprehendieron al predicador, y lo sacaron fuera de aquel lugar. Una persona de la congregación se acercó rápidamente a mí, me dijo: por favor, predíquenos usted ahora, es su turno". Entonces yo comencé a prepararme para hacerlo, más no había forma de lograrlo, pues los hombres que apresaron al predicador hacían todo lo posible para que no se lograra. {Daisy Escalante: 29-10-2018, es.p1}

De repente, vi cómo se desató una fuerte persecución y todos los allí presentes salieron corriendo de aquel lugar. Mis ojos se fijaron en esos perseguidores y vi algo que me dejó muy triste y desconsolada. Estos perseguidores eran personas militares, policías y civiles, y estaban instigados, o enviados, por otras personas que eran religiosas, y éstos acataban sus órdenes y salían a perseguir. En ese momento, yo fui llevada a un cuarto donde se hacían leyes religiosas apoyadas por política. Y éstas, intercaladas, infligían muchas leyes rigurosas para callar, no la religión cristiana, más su ataque era contra la verdad. Vi que esa era la real razón de esta persecución. {Daisy Escalante: 29-10-2018, es.p2}

Se me dejó saber que esta persecución no era la persecución que seguirá luego del fuerte pregón. Sí una persecución previa, que afianzará a muchos en la verdad y a otros los hará caer. Entonces, se me dijo que: "muchos son los llamados más pocos los escogidos; pues, muchos, de labios me honran más sus caminos son de continuo al mal", se me dejó saber. En ese momento, amados hermanos, vi cómo, muchos, eran acallados por esta persecución; más, aunque su voz no se oía, sus vidas gritaban la evidencia. Vi supuestos atalayas que, por temor o pérdida de su honra, vacilaban ante la batalla, y les vi honrar sus nombres en vez de honrar el nombre de Dios. {Daisy Escalante: 29-10-2018, es.p3}

Amados, con burla escarnecedora y lisonjas sutiles, les vi socavar las mentes de aquellos que no profundizaban en las aguas profundas de la verdad, su estudio superficial les enceguecía y no comprendían su camino de perdición y de muerte. Mientras yo veía todo esto, y mi corazón se rompía de dolor, yo escuchaba la explicación. También vi cómo un grupo salió rumbo a unas casas. Quedé fijamente mirando este grupo, porque ese grupo sabía exactamente dónde buscar, pues le veía entrar directamente a las casas de aquellos que se aferraban a la real verdad. {Daisy Escalante: 29-10-2018, es.p4}

Entonces en ese momento pregunté: "¿Cómo saben? ¿Cómo saben dónde están estas personas que están buscando la verdad?", y me contestó mi acompañante: "observa". Mis ojos se abrieron, amados hermanos, y yo vi una pequeña seña en sus ropas, una insignia en sus ropas, y yo caí casi espantada, y mi acompañante me levantó y me dijo: "es hora, escapa por tu vida, este pueblo de labios me honra, pero sus caminos son de continuo al mal". {Daisy Escalante: 29-10-2018, es.p5}

Amados hermanos, ahí desperté. ¡Qué triste! Todo esto estaba profetizado, más ahora que está llegando el momento y ya [lo] tenemos ahí encima, ¡es muy triste ver todo esto! Yo oro al Señor de todo corazón para que, realmente, todo aquel que esté estudiando la Palabra de Dios, profundice en la Palabra de la Verdad, la Biblia, el Espíritu de Profecía. Que pidamos discernimiento del Espíritu Santo para que, así, amados hermanos, no caigamos en esta hora de prueba. Sabíamos que la persecución iba a llegar por la casa, eso estaba ya dicho, más, ¡qué triste, amados hermanos! ¡qué triste esta condición que está pasando! Esto es demasiado triste, pero, amados hermanos, tenemos que ser fieles a Dios antes que a los hombres. Que el Señor me los bendiga. {Daisy Escalante: 29-10-2018, es.p6}

Testimonio: 23-05-2019 #02
Testimonio
23-05-2019 #02
(El Rechazo Voluntario)

Amados, 23 de mayo del 2019. A las 10:56 de la mañana, mientras seguía trabajando en la huerta, vino otra vez palabra del Señor a mí diciendo: "no enviaré lluvia sobre aquellas plantaciones que no estén, ya, sembradas. Violar un precepto de su ley, hacer caso omiso a las advertencias, ignorar las reprensiones y denigrar sus mensajes de amor son un insulto al Creador. Y éste será culpable de homicidio voluntario hacia su persona. La constricción contra el Espíritu Santo, en todas sus facetas de amonestación al pueblo que conoce, está en la última fase; y así el que estaba limpiándose será limpio, y el que se ensucia seguirá ensuciándose". {Daisy Escalante: 23-05-2019 #02, es.p1}

"Una norma elevada está ante nosotros, totalmente alcanzable con el poder de Cristo Jesús. El rechazo voluntario a ésta, o negar la eficacia de ella, es mortal. El fin está ante nosotros, si titubeamos o bajamos la guardia ahora, perderemos la vida eterna, se me dejó saber. {Daisy Escalante: 23-05-2019 #02, es.p2}

Amados, oro por todos, que el Señor nuestro Dios, grande y poderoso nos sostenga ante la gran tempestad. Bendiciones. {Daisy Escalante: 23-05-2019 #02, es.p3}

Testimonio: 25-01-2020 #01
Testimonio
25-01-2020 #01
(Es el Momento de las Tinieblas)

Enero, 25, del 2020. En sueños, vi que unas personas trabajaban cerca de una montaña que tenía muchas rocas, y cerca de esta montaña había una calle que daba a la ciudad. El jefe de estos trabajadores les exigía seguir trabajando en la calle que tenía la montaña cerca, con estas rocas. De pronto un fuerte temblor azotó el lugar y las rocas comenzaron a caer, y los trabajadores corrieron hacia la calle, dejando, aún, hasta las costosas herramientas a su paso. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p1}

Luego la escena cambió y veía yo cómo, en la ciudad, la educación era muy vana para niños, jóvenes y adultos; pero, aun así, rigurosamente necesaria para poder ser parte de aquella ciudad. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p2}

Veía cómo niños, jóvenes y adultos quedaban embotados por dicha educación. Y su mente ágil, planificadora y creativa era reducida a añicos para que la educación que recibían monopolizara sus sentidos, entrando, así, en una clasificación que les regía un hombre adinerado. Y éste, así, sólo les ponía al frente las opciones que él deseaba en pro de garantía de empleo o, si no, éste era destituido del apoyo de la ciudad. Vi cómo, muchas personas, muchos, pero muchos, vivían nerviosos, atareados y angustiados, por el temor de perder el apoyo de la ciudad y [de] quien la controlaba. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p3}

Vi cómo, este hombre, donde había un lugar de entrenamiento misionero lo destruyó, y puso una gran feria con muchas máquinas de diversión, música y muchas luces de colores. Fui a donde este hombre y le dije: “¿por qué hace esto?” Y me contestó su ayudante: “este es su trabajo, él se preocupa por la felicidad de todos”. Y se rió sarcásticamente. Y yo le contesté: “¿qué felicidad? Esto sólo adormece los sentidos para, así, tenerlos en su mano y poder controlarlos con facilidad”. Me miró y me contestó: “este es mi trabajo, y a ellos les gusta”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p4}

Vi que muchos no pensaban causa y efecto, y se entregaban al desenfreno del entretenimiento, sin medir consecuencias de su tiempo perdido. Les advertí a voz en cuello, pero sólo una persona despertó de aquel vil letargo y me dijo: “¡ayúdame! ¡este lugar acaba con mi ser, ayúdame!” Agarré a aquella mujer por un brazo y le ayudé hasta salir de aquel lugar de perdición, y de aquella ciudad que, como veneno de serpiente, adormecía [a] todo aquel que estaba en ella hasta que el veneno lo mataba. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p5}

Fuimos, esta mujer y yo, a un campo, y estábamos allí con otros, tranquilos, y cada día hacíamos la parte que nos tocaba a conciencia. Allí, aquella mujer alababa y glorificaba a Dios por su libertad. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p6}

De pronto, fui a otro campo, y allí vi a un hombre y a una mujer. Estos se preparaban para entrar en el camino del campo, para estar listos para una tempestad que se veía venir rápidamente. Les vi montar en una camioneta y les dije: “si van por ese camino, no deben ir en camioneta, sólo se debe recorrer a pie. Pero ellos no hicieron caso y montando toda clase de cosas en la camioneta, avanzaron por el camino, y en un punto crítico del camino perdieron la camioneta y todo su contenido, y a duras penas quedaron ellos con vida. La tempestad llegó y los comenzó a azotar, y corrí a ellos con otros que, así, dándoles orientaciones verbales, les pudimos ayudar para no perecer. Les reprendí por su osado caminar y me contestó la mujer: “el miedo por sobrevivir me llevó a esto”. Y el hombre dijo: “el miedo a padecer hambre me cegó”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p7}

En ese momento escuché una voz, muy, muy fuerte, proveniente de los cielos que dijo: “llega el momento, y ya es, donde todo lo bueno que conoce el mundo será trastocado, y el mundo verá los verdaderos matices del que lo gobierna. Más mis ojos sólo vigilarán, protegerán y cuidarán a mis escogidos. Muchos, muchos, ¡muchos!”, repitió, “de los que conocían de este momento, decidieron no hacer caso, pero su hora llegará, cuando entre llanto y calamidad desearán lo que despreciaron, y no lo tendrán porque despreciaron el día de las pequeñeces y menospreciaron el plan que yo tracé para la salvación de sus almas”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p8}

Mi ser temblaba al escuchar estas palabras, y mis lágrimas no se podían contener, y exclamé: “¡Oh Señor! ¿cuántas veces se advirtió de esto? ¿cuántas veces? Y ahora, ¿qué hacer?” Dijo la voz: “anda tú y tu casa, y alista todo, porque el momento es llegado”. Y siguió diciendo: “muchos correrán de aquí para allá, y buscarán la salvación, más en el momento de actuar, en base a su conocimiento, no sólo fueron rebeldes a esto, sino que hicieron sufrir a aquellos que les advertían, más ahora el sufrimiento es sobre ellos”. Y siguió diciendo: “ninguno que omita su deber, y desprecie los días de las pequeñeces podrá vencer. La muerte se gesta, [se] cría y se propaga en las ciudades, y todo aquel que a sabiendas allí permanece, en desobediencia, ésta llegará a él. Es el momento de las tinieblas y su curso se intensifica, sólo la estricta obediencia a mis leyes, mandatos y estatutos, los podrá librar”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p9}

Amados, ahí desperté, ¡con una sensación de urgencia tan tremenda dentro de mi ser! Quiera Dios que cada uno de vosotros la pueda entender, y podamos tener todo listo. Agarrados de Cristo Jesús, que obedezcamos cada cosa que, sabemos, Él nos está indicando para que, así, podamos ser protegidos por su brazo protector. Que el Señor los bendiga. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #01, es.p10}

Testimonio: 25-01-2020 #02
Testimonio
25-01-2020 #02
(¿Quién Escuchará la Voz de Alerta?)

25 de enero 2020. A la 1:42 de la tarde, mientras meditaba en el sueño que el Señor me dio en esta madrugada, vino palabra del Señor a mí diciendo: “No hay fuego sin chispa y no hay terror sin espanto; pero, aun así, el pueblo que conoce es necio en su propia opinión”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #02, es.p1}

“¡Si tan sólo supieran lo que les producirá paz y sosiego!, más el que dice ser mi pueblo es rodeado por la destrucción y le da la bienvenida. ¡Insensatos, faltos de entendimiento que corren a la destrucción y le huyen a la salvación! Aún las bestias conocen la magnitud de los eventos y escapan por su vida, más el pueblo que conoce se sienta a esperarlo. ¿Quién escuchará la voz de alerta?”, preguntó, “y, ¿quién verá lo sucedido?” {Daisy Escalante: 25-01-2020 #02, es.p2}

“Se aferran a sus posesiones, que en un segundo se desvanecen, y sus pensamientos se extasían en sueños que, como globos pinchados, dejarán de existir. Desde el cielo veo a todo mortal y leo sus pensamientos, sé sus inclinaciones y conozco antes que ellos sus propósitos. ¿Acaso contenderé con el hombre para siempre? Vivo Yo que no será así, sino que hay un fin y está extremadamente cerca. No hay atalaya que, el que dice ser mi pueblo, escuche. Y no hay súplica que su corazón enternezca porque su corazón está endurecido como piedra y sus pensamientos como el hierro. Pedirán señal, pero no la recibirán; porque menospreciaron mis dichos y abominaron a mis profetas, entre lo santo y lo profano no supieron distinguir, y rechazaron las súplicas de mi amor. Ahora, ¿qué haré con esta generación impía y perversa? Ya mi ojo no les verá, y sólo me gozaré con los que me buscan y andan en mi voluntad”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #02, es.p3}

“Les guiaré por siempre y les amaré por la eternidad. Comerán cosa mortífera y nada les quitará su vida. Temblarán los cimientos del mundo y permanecerán en pie. Rugirá el mar y vivirán confiados. Caerán saetas a su diestra y siniestra y no les tocará, por cuanto mi Palabra era ley para ellos y sus pies eran prestos a cumplirla. Lo verán, pues, mis adversarios, aquellos que me conocían y me desdeñaron, y los maldecirán y buscarán su muerte bajo quebranto, espada y maldición. Más mi mano está alzada, porque el que vela por Israel no duerme y no dormirá jamás, y solo dejará de vigilar a su pueblo cuando éste esté introducido en la Canaán celestial”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #02, es.p4}

“Ahora, pues, escuchad pueblos, naciones y reinos: el que Es, el que Era, y el que ha de Venir, dice así: ustedes pregonan destrucción a mi pueblo, y ponen fechas para su exterminio, más Yo juro por Mí mismo que ninguno de ellos perecerá, y que la maldad que traman contra mi pueblo será ciertamente vengada por Mí. Y conocerán en el mundo, y hasta los confines del universo, que el gran Yo Soy atalaya por su pueblo y ninguno será perdido. Ahora, pues, tú, mi amada, mi novia, ámame enteramente como Yo te amo a ti, y así el mundo verá mi gloria reflejada en ti, y aquellos que hoy no me conocen me conocerán, y serán también mis amados y el fin de todo llegará y viviremos todos juntos por la eternidad. El que quiera oír oiga lo que El Eterno declara hoy sobre todo mortal. Amén”. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #02, es.p5}

Palabras fieles y verdaderas del Señor para todos. Que el Señor les bendiga. {Daisy Escalante: 25-01-2020 #02, es.p6}

Himno 94: Un Día
Himnario Adventista 1962
Himno 94
Un Día
1

Un día que el cielo sus glorias cantaba,

un día que el mal imperaba más cruel,

Jesús descendió y al nacer de una virgen

nos dio por su vida un ejemplo tan fiel.

Coro

Vivo, me amaba; muerto, salvóme;

y en el sepulcro mi mal enterró;

resucitado, Él es mi justicia;

un día Él viene, pues lo prometió.

2

Un día lleváronle al monte Calvario,

un día enclaváronle sobre una cruz;

sufriendo dolores y pena de muerte,

expiando el pecado, salvóme Jesús.

Coro

Vivo, me amaba; muerto, salvóme;

y en el sepulcro mi mal enterró;

resucitado, Él es mi justicia;

un día Él viene, pues lo prometió.

3

Un día dejaron su cuerpo en el huerto:

tres días en paz reposó de dolor;

velaban los ángeles sobre el sepulcro

de mi única eterna esperanza, el Señor.

Coro

Vivo, me amaba; muerto, salvóme;

y en el sepulcro mi mal enterró;

resucitado, Él es mi justicia;

un día Él viene, pues lo prometió.

4

Un día la tumba ocultarle no pudo,

un día el ángel la piedra quitó;

habiendo Jesús ya a la muerte vencido,

a estar con su Padre en su trono, ascendió.

Coro

Vivo, me amaba; muerto, salvóme;

y en el sepulcro mi mal enterró;

resucitado, Él es mi justicia;

un día Él viene, pues lo prometió.

Himno 95: Rostro Divino
Himnario Adventista 1962
Himno 95
Rostro Divino
1

Rostro divino, ensangrentado;

cuerpo llagado por nuestro bien,

calma, benigno, justos enojos,

lloren los ojos que así te ven.

2

Manos preciosas, tan laceradas,

por mí clavadas en una cruz.

En este valle sean mi guía,

mi alegría, fiel norte y luz.

3

Tus pies heridos, Cristo paciente,

yo indiferente los taladré.

Mas penitente, hoy que te adoro,

tu gracia imploro: Señor pequé.

4

Crucificado en un madero,

manso Cordero, mueres por mí.

Por eso el alma triste y llorosa

suspira ansiosa, Señor, por Ti.