La fuente veo carmesí,
el ancho manantial,
que de Jesús, mi Salvador,
emana perennal.
La fuente veo carmesí;
con su poder me limpia a mí.
¡Oh, gloria a Dios! me limpia a mí,
me limpia, ¡oh sí!, me limpia a mí.
Soy nueva criatura en Él;
me hizo renacer,
y el hombre viejo nunca más
habrá de contender.
La fuente veo carmesí;
con su poder me limpia a mí.
¡Oh, gloria a Dios! me limpia a mí,
me limpia, ¡oh sí!, me limpia a mí.
Gozoso espero ir con Jesús
a mi celeste hogar;
allí, cual fuente, de la cruz
su amor ha de manar.
La fuente veo carmesí;
con su poder me limpia a mí.
¡Oh, gloria a Dios! me limpia a mí,
me limpia, ¡oh sí!, me limpia a mí.
Levántome en la luz a andar
sobre el mundano error;
deseo un limpio corazón
que agrade al Salvador.
La fuente veo carmesí;
con su poder me limpia a mí.
¡Oh, gloria a Dios! me limpia a mí,
me limpia, ¡oh sí!, me limpia a mí.