¿Hay aquí quién nos ayude,
quién comprenda nuestro ser,
cuando el alma está transida de dolor?
¿Hay quién sienta simpatía,
nuestra condición al ver,
y nos dé lo que deseamos con amor?
Uno hay, Uno hay,
en Cristo el Bendito, Uno hay.
Cuando viene aflicción
a nuestro corazón,
Un amigo hay en Cristo,
Uno hay.
¿Hay aquí quién nos ayude
nuestros males a llevar,
por pesada que esa carga pueda ser?
¿Hay quién quiera con ternura
al caído levantar
y en sus brazos amorosos recoger?
Uno hay, Uno hay,
en Cristo el Bendito, Uno hay.
Cuando viene aflicción
a nuestro corazón,
Un amigo hay en Cristo,
Uno hay.
¿Hay aquí quién nos ayude,
quién nos dé tranquilidad
cuándo estamos bajo el peso del dolor?
¿Quién al pecador ofrezca
el perdón de su maldad
y por él se sacrifique por amor?
Uno hay, Uno hay,
en Cristo el Bendito, Uno hay.
Cuando viene aflicción
a nuestro corazón,
Un amigo hay en Cristo,
Uno hay.
¿Hay aquí quién nos ayude
y nos libre de temor,
del Jordán las olas frías al pasar?
¿Quién alumbre nuestra senda,
de su luz con el fulgor,
y nos dé sus bendiciones sin cesar?
Uno hay, Uno hay,
en Cristo el Bendito, Uno hay.
Cuando viene aflicción
a nuestro corazón,
Un amigo hay en Cristo,
Uno hay.